Refiriéndome al anterior artículo de esta apasionante serie (Mil años de poesía europea 3), la solución a la cuestión planteada es la Versión 1. Efectivamente, en la poesía citada, el libro ha escogido una traducción libre, realizada por un tal Carlos R. de Dampierre.
Este es el original en francés de las dos estrofas comentadas (el poema tiene cuatro más):
Anne qui se mélange au drap pale et délaisse
Des cheveux endormis sur ses yeux mal ouverts
Mire ses bras lointains tournés avec mollesse
Sur la peau sans couleur du ventre découvert.
Elle vide, elle enfle d’ombre sa gorge lente,
Et comme un souvenir pressant ses propres chairs,
Una bouche brisée et pleine d’eau brûlante
Roule le goût immense et le reflet des mers.
La traducción llamada Versión 2 es mía y no tiene ningún mérito. Se coge un buen diccionario y arreglado.
Sin embargo me he quedado con las ganas de probar otra vez. Lo voy a intentar con la última estrofa de este mismo poema, que dice así:
(se refiere a “d’ossements”, osamentas)
Qui riaient, dans leur ambre appelant les vendanges,
Et don’t le nombre d’or de riches mouvements
Invoquait la vigueur et les gestes étranges
Que pour tuer l’amour inventent les amants…
Allá voy…
Que reían, dentro de su ámbar llamando a las vendimias,
Y cuyo número de oro de ricos movimientos
Invocaba el vigor y los gestos extraños
Que para matar el amor inventan los amantes…
Esto era literal. Intentemos darle un poquito más de ritmo
Que reían, su ámbar clamando por vendimias,
Y su número dorado de ricos movimientos
Invocaba el vigor y los extraños gestos
Que inventan los amantes por matar el amor…
Para conseguirlo (y no mucho) me he permitido ciertas licencias que falsean el original. Pero nada como la traducción que aparece en el libro, ciertamente dampierresca:
Que ambarinas reían vendimias implorando,
Y su número áureo invocaba el vigor
Y los extraños gestos que el hombre va inventando
En sus ansias agónicas de dar muerte al amor.
Como pueden ustedes ver, en esta traducción aparecen como por arte de magia “el hombre”, “ansias agónicas”… que para nada estaban en el poema original… y desaparecen mediante el mismo arte “los amantes”, “ricos movimientos”… Sin embargo se podría decir que el sentido se mantiene, a la vez que aparece una nueva rima que le da más ritmo al asunto.
En fin… ustedes mismos. Tan sólo pretendía dar un pequeño toque al asunto de la traducción. Que lo tengamos siempre presente. Y no solamente en la poesía, por cierto, que de los relatos, novelas y libros de ensayo habría mucho que hablar.
Hasta pronto, pues. Seguiremos divirtiéndonos.