Sauce Ciego, Mujer Dormida es el título del libro de relatos de Haruki Murakami. Nada más y nada menos de veinticuatro relatos jugosos que se manchan 386 páginas. Una larga degustación, sin duda. Para resumir mucho la valoración de los mismos, diría que hay un puñado que no están mal (se leen con bastante satisfacción), otro buen puñado que realmente están bien, de los que no te saltas ni una línea, y luego hay unos seis o siete que son extraordinarios.
Uno de los hechos diferenciales de este escritor japonés es que sorprende al lector. ¿Por qué? Usando elementos fantásticos, oníricos o incluso surrealistas en historias de corte cotidiano. Como si debajo de una taza de café pudiéramos encontrar una gruta que lleva a una refugio que abre las puertas a otro mundo y otras dimensiones. Esto es de agradecer, pues muchas veces sin estas vueltas de tuerca extrañas sus relatos serían breves historias muy bien narradas sobre situaciones y sentimientos conocidos.
El otro elemento diferencial es que Murakami es japonés, está claro, y no es algo que deba tomarse a la ligera. Sus códigos son otros, por eso también resulta estimulante.
Con Murakami, ya van dos veces que desprecio al autor de moda y la cago. La otra fue en mis tiempos de universidad con Milan Kundera, un gran escritor. En fin, uno no debe fiarse jamás de su propia intuición.
Hay algo que me ha hecho gracia en estos veinticuatro relatos y es que, con frecuencia, sus personajes tienen rasgos o elementos comunes, y a voz de pronto, son estos:
-Son japoneses todos.
-La mayoría de clase social media-alta. Hay pocos pobres, y normalmente por poco tiempo. Se ganan todos bastante bien la vida y esto Murakami lo destaca.
-Tiene mundos interiores ricos pero grandes dificultades para comunicarse con los otros. Una pléyade de raritos, vaya. Quizás el autor sea así, también.
-A muchos les gusta el jazz (en la realidad a casi nadie le gusta realmente el jazz) y toman mucho whisky.
-Mis problemas con las mujeres: algo que me ha llamado mucho la atención. Da la sensación de que realmente no acaban de ser las protagonistas. No lo sé definir bien, es algo vago. Se me antojan, en su mayoría, como seres extraterranales, por una razón u otra.
-La Universidad donde estudiaron tiene importancia.
-Los amigos, reducidos en número. Tengo uno, dos…
-Todos realizan comidas ligeras. Nada de asados, nada de platos fuertes. Comer ligero es algo preciado.
-Todos están, en el fondo, solos. Aislados. La familia, casi siempre, es un coñazo, un obstáculo a salvar.
– Muchos de sus protagonistas viven con un hecho traumático, generalmente vivido en la infancia o primera adolescencia.
Y ahora, releyendo estos “comunes”, quizás se podría afirmar que Murakami no es más verde que el perro verde, que al fin y al cabo, relata con acierto y a veces con maestría algo eterno, la condición humana.
Sauce ciego, mujer dormida. Absolutamente recomendable.
Excelente manera de reducir la información a un conjunto de líneas, muy interesante que se consideren personas solas en un mundo donde nadie cabe, estamos solos pero acompañados, eso es lo que quiere decir. Gracias por compartir.