Sapkowski es un escritor polaco cuyo mayor éxito ha sido, de momento, la serie de 7 libros de fantasía heroica cuyo protagonista es el brujo Geralt de Rivia. Este brujo se mueve en un mundo de hechiceros, monstruos y demás parientes donde no es extraño encontrar enanitos, blancanieves, princesas y caperucitas, además de elfos, gnomos, dragones y un sinfín de seres no humanos de cuya eliminación se encarga el “héroe” de estas historias, a cambio de dinero.
El mundo mágico está a punto de acabar, pero los residuos inhumanos que van quedando por esos bosques de dioses incomodan el desarrollo de nuestra nueva civilización. El planteamiento de esta saga es, por lo tanto, tan ético como cínico. Muy interesante. Hay bardos, por supuesto, maravillosas mujeres, aprendices fantásticos, reyes buenos, malos y regulares, espías, asesinos a sueldo (el mismo protagonista), mucha magia, mucha sangre, mucha acción, unas poquillas reflexiones filosóficas y políticas bastante atinadas… Todo lo necesario para quedar enganchado desde la primera hasta la última novela.
Que son siete. A saber: El último deseo, La espada del destino, La sangre de los elfos, Tiempo de odio, Bautismo de fuego, La torre de la golondrina y La dama del lago.
Pero por encima de todas las habituales características de la literatura fantástica, yo recalcaría el humor y el divertido manejo del lenguaje, presentes casi en cada página. Habría que hacer un monumento a los buenos traductores, tales como el de esta saga o el de la Canción de Hielo y Fuego, pues hacen un trabajo tan vital como excelente. Me tienen asombrado.
Unas poquillas citas bastarán para percibir el aroma del conjunto.
Sonoridades por completo innecesarias, por completo disfrutables:
¡Adelante, nobles señores, al galope! ¡Cabalgaremos a la zerrikana, con lelilíes y estruendos!
Lo del «troll serrano» es un hallazgo del traductor, no lo puedo entender de otra manera.
… tenía una colección todavía más curiosa, que incluía hasta un falo de proporciones nunca vistas, al parecer procedente de un troll serrano.
El bardo también tiene cosas que decir.
Soplaba la brisa de otoño perfumada y con el viento huía el sentido de las palabras. Así ha de ser, no pueden cambiar nada los brillantes en la punta de tus pestañas.
Y una frase con un poco de todo, ironía, imaginación, poesía y un final en gloriosa estampida.
Habló del País de Bar, donde una estúpida costumbre obliga a las doncellas a guardar su virtud hasta que contraigan matrimonio, de los pájaros de metal de la isla de Inis Porhoet; del agua viva y el agua muerta; del sabor y extrañas propiedades del vino de zafiro, llamado cill; de los cuadrillizos reales de Ebbing, horribles rapazuelos importunos llamados Putzi, Gritzi, Mitzi y Juan Pablo Vassermiller.
Ya saben ustedes lo que me gustan las palabras. Si además las novelas en cuestión son inteligentes y divertidas, ¡para qué más! Recomiendo esta saga sin ninguna reserva.
Por cierto, la foto corresponde a un videojuego de mucho éxito basado en las aventuras de nuestro Geralt. Se hizo una película también, pero el autor abomina de ella, o sea que mejor me callo.