“Un libro al año no hace daño, pero es costumbre más sana un libro cada semana”. Bonita frase que, aplicada a la novela histórica, tan sólo resulta cierta en su primera parte ya que, a pesar de contar con la posibilidad de leer una novela histórica diferente al día, dada la sobreproducción existente en este particular ámbito literario, no es recomendable atiborrarse de espadas, pócimas y amores maravillosos. Más que nada por salud mental y… por defecto de calidad.
Puestos a elegir la novela histórica que leeremos este año lo más sensato es ir sobre seguro y apostar por lo último de Bernard Cornwell, un estupendo y prolífico escritor que no cae nunca en lugares comunes y con el que se aprende divirtiéndose (como dicen que deberían transmitir su sabiduría los buenos maestros).
Este novelista y periodista inglés agrupa su producción en sagas:
La protagonizada por el fusilero Richard Sharpe, soldado del Imperio Británico. Son 15 títulos hasta el momento y conforman su serie más exitosa pero, a mi modo de ver, menos atractiva.
La dedicada a las leyendas artúricas. 3 preciosas novelas.
La del arquero Thomas de Hookton, soldado inglés en la guerra de los cien años. 3 interesantes e instructivas novelas.
La de Starbuck, un americano en la guerra de la Secesión. Muy popular pero aún sin publicar en España. 4 novelas.
La de las invasiones vikingas. 4 novelas. Acabo de leer la primera (objeto de este comentario) y me ha gustado mucho. ¡Vikingos! ¡Cristianos contra paganos!
La suprema especialidad de Richard Cornwell radica en la cuidadosa, detallada, convincente y nítida manera en que describe algo de lo más difícil de describir: las batallas. Y mira que ha habido famosas descripciones de batallas… Pues bien, afirmo, con un par, que este hombre lo hace todavía mejor que tu descriptor de batallas favorito. Y sólo por eso ya merece pasar a la historia de la literatura. Ale.
Además sus personajes son coherentes y cercanos (el de esta serie, Uhtred, está especialmente conseguido), sus escenas siempre están justificadas, no hay relleno ni paja sino que, por el contrario, muchas veces nos encontramos con situaciones que nos emocionan, como acostumbra a suceder con el mejor arte. Suceden cosas constantemente, por supuesto, como debe ser, pero nunca nos da la murga con liberadoras teorías pseudo-míticas. En suma, que el aficionado a la novela (histórica) está de enhorabuena si entre la morralla de producciones históricas encuentra algo de Bernard Cornwell que no haya leído todavía.
Aunque lo más significativo de este tipo de novela no sean las frases redondas (por más que muchos lo intenten con resultados más o menos ridículos), acabaremos con un par de citas.
Hablando de Alfredo el Grande:
<<Estoy seguro de que fue feliz aquel invierno, criticando las normas de sus ancestros y soñando con la sociedad perfecta en la que la iglesia nos dijera qué no hacer y el rey nos castigara por hacerlo>>
Hablando de cristianismo: <<Los predicadores nos dicen que el orgullo es un gran pecado, pero los predicadores no saben de qué hablan. El orgullo hace al hombre, lo guía, es el muro de escudos que protege su reputación, y los daneses lo entendían. Los hombres mueren, decían, pero el nombre no>>
Supongo que con esto ya he cumplido respecto a novela histórica. O no, porque hasta que lea la próxima de Cornwell habrá pasado un año. Y ustedes y yo lo habremos olvidado. Y así nos dará más gusto. Que es de lo que se trata.
Editorial: Edhasa
Precio: 23 euros
Págs: 448
ISBN: 8435061159