Este hombre tiene mucha gracia y sabe hacernos reír de cosas muy serias o, en este caso, de personas muy serias. El libro me lo he leído en un rato. Bueno, en dos, pero se me ha hecho corto y agradecido. Creo que lo voy a regalar mucho, a gente que esté malita sobre todo, porque es de esas lecturas muy medicinales que hacen que te evadas bastante y te entregues al cachondeo llano. Además como son capítulos o poemas cortos va muy bien para no tener que verle la cara al vecino del autobús, o para cuando estás en alguna sala de espera. Aunque mejor no, mejor para cuando estás en casa, porque si lo vas leyendo por ahí la gente se mosqueará al verte reír en la cola del paro o en la del dentista. Con la risa hay que tener mucho cuidado, y con poner cara de contento, que te pones alegre y la gente piensa que vas provocando. Sí, mejor leerlo en privado. Que te hagan reír sin hacerte perder el tiempo tiene su puntito.
Esto para que te vayas enterando de qué va el asunto.
Y esto por si no lo acababas de ver claro: