El pasado 10 de febrero, con motivo de mi cumpleaños, mis alumnos de derecho administrativo me obsequiaron este extraordinario libro del Nobel de Literatura 1998; la maestría del maestro portugués se hace presente desde la primera página con su brillante prosa, ajena a las tradicionales reglas de la puntuación y del formato ortodoxo de la novela con diálogos bien cortados y discurso bien peinado.Esto no importa al escritor, pues el cuenta esta historia sin tiempo para un buen aliño, vertiginosamente. La vieja leyenda de que el autor te agarra por el pescuezo hasta que terminas de leer, es valida ahora mismo para mí, que he terminado esta obra maestra de Saramago hoy por la mañana.
Se trata de un hipótesis, que en el terreno de la sociología, lanza el autor nacido el 16 de noviembre de 1922 en Portugal y muerto en España el 18 de junio de 2010. En una ciudad equis se presenta una especie de epidemia: sus sorprendidos habitantes súbitamente pierden la vista, hasta convertirse en legiones. Esto da pie para que Saramago pase revista a la tabla de valores y antivalores que adornan la especie humana. Así, ante nuestros ojos, surgen las imágenes escatológicas de ciegos buenos y ciegos terriblemente malvados que se degradan hasta convertirse en verdaderas bestias de monte.
Resolver el problema es una tarea propia de la administración pública, tal vez por eso mis generosos alumnos me regalaron este libro; a mi me ha gustado y por eso lo recomiendo a los lectores de librosmorrocotudos. Les garantizo que la intensa prosa de José Saramago los va a cautivar y los obligara a reflexionar en lo que hoy somos.
Matías Antonio Ocampo Echalaz
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