Mil años de poesía europea / Francisco Rico (1)

En un libro de poesía se puede uno hundir como en un pozo sin fondo. Tienes la posibilidad de disfrutar con una poesía entera, con unas cuantas frases, con una frase, con un extracto de frase, con unas pocas palabras… Todo ello a condición de leer sin prisas y sin prejuicios. Abre los ojos, abre el corazón, y que entre lo que quiera.

Este volumen es un recopilatorio de poesía europea dirigido y comentado por un ilustre humanista español, Francisco Rico, filólogo, académico de la lengua, catedrático de literaturas hispánicas medievales, premio nacional de investigación… la persona ideal para dejarse tomar del brazo y adentrarse en el apasionante mundo de la poesía.

Lo que desde este foro haremos de vez en cuando será publicar algunos extractos del libro para deleite de quien desee deleitarse. Aquí va la primera selección.

Fuga de muerte Paul Celan (rumano, 1920-1970)

Leche negra del alba la bebemos al atardecer
la bebemos al mediodía y a la mañana la bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos la fosa en los aires allí no hay estrechez
En la casa vive un hombre que juega con las serpientes que escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu cabello de oro Margarete
lo escribe y sale a la puerta de casa y brillan las estrellas silba
llamando a sus perros
silba y salen sus judíos manda cavar una fosa en la tierra
nos ordena tocad ahora música de baile.
(…)

Para celebrar una infancia Saint-John Perse (francés, 1887-1975)

¡Palmeras…!
Entonces te bañaban en el agua-de-hojas-verdes; y era también
Al agua verde sol, y las sirvientas de tu madre, altas mozas lucientes,
Meneaban sus cálidas piernas cerca de tu temblor…
(Hablo de una alta condición, antaño, entre los trajes, en el reino de
gigantes claridades.)
(…)

Espacio Juan Ramón Jiménez (español, 1881-1958)

(…) Entramos por los robles melenudos; rumoreaban su vejez cascada, oscuros, rotos, huecos, monstruosos, con colgados de telarañas fúnebres; el viento les mecía las melenas, en medrosos, estraños ondeajes, y entre ellos, por la sombra baja, honda, venía el rico olor del azahar de las tierras naranjas, grito ardiente con gritillos blancos de muchachas y niños. (…)
Alberto Arzua

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