El libro es sólo para viciosos del mal. El cachito es para todos.
Antes no le perdonabas nada a nadie, tan implacables eran tus condenas como desmedidos tus elogios. Ahora no formulas opiniones categóricas, sino que están fundadas en la benignidad y en la comprensión. Has conocido tu debilidad y puedes comprender la debilidad ajena e impresionarte con la fuerza de otro. Y desear adquirirla.
(…)
No te apresuras a preguntar ni te apresuras a responder, tu lengua ha perdido la facultad elástica de vibrar al menor pretexto.