Las niñas perdidas / Cristina Fallarás

No sé si existirá el subgénero “novela sucia”. Nunca he oído hablar de él, pero habrá que empezar a pensar en crearlo. Cada vez es más frecuente que llegue a mis manos una novela basada en un crimen “sucio”, tan sucio que es capaz de manchar hasta el propio concepto de “humano”.
Son novelas que sin perder de vista el ambiente, la sociedad en la que tiene lugar el crimen, sin dejar de ser críticas con esa sociedad, ponen el foco iluminando preferentemente a unos individuos que matan sin ningún objetivo que se encamine a mantener o a adquirir un status social, político o económico. Simplemente satisfacen sus propios apetitos. Sin embargo, tampoco buscan un análisis sicológico del criminal.
Son asesinatos generalmente sádicos que buscan el placer, ensuciando todo lo que de humano pudiera haber en ellos y en sus víctimas: la pederastia más brutal, el abuso infantil que acaba, incluso de la manera más cruel y vejatoria, con la vida de quien lo sufre.
Y, si en la novela negra (Markaris, por ejemplo) a veces llegamos a simpatizar con los asesinos a sueldo, en estas que llamo “sucias” deseamos que el asesino sea castigado lo más rápido y atrozmente posible.
“Las niñas perdidas” de Cristina Fallaras (novela ganadora del premio especial del director de la Semana Negra de Gijón, 2011) es una novela de arcadas, para estómagos fuertes. Irregular, a mi modo de ver: con páginas que se acercan vivamente a la detective (embarazada y cercana al parto) que debe investigar el asesinato de dos niñas; y con páginas que guardan tanta rabia que me he perdido un poco a la hora de seguirlas. A todas esas “instrucciones para matar un pez, un hámster, un perro…”, sólo le faltan las “instrucciones para matar una niña”. ¿O no le faltan?
Drogadictos, prostitutas, mafiosos del Este y del Oeste, grandes profesionales liberales, burgueses adinerados, hombres de negocios,… todos son corresponsables, co-autores en un grado u otro del crimen más espantoso. No se salva ni la madre que las parió.
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Sinopsis:
Existe otra Barcelona: la que se aleja del turismo, los anuncios institucionales con gente sonriente y el diseño. Es en esa otra ciudad, la canalla, en la que la ex periodista y detective Victoria González se mueve pisando fuerte. Y eso que su avanzado estado de gestación no se lo pone fácil.
Cuando Victoria recibe el anónimo encargo ?acompañado de un cheque de explícito y sustancial contenido?, empieza a imaginar que los infiernos barceloneses que ella conoce están a punto de ganar kilómetros en profundidad. Dos hermanas desaparecidas, de 6 y 8 años. Una de ellas, ya asesinada brutalmente; la otra, en paradero desconocido. Lo que significa que hay que encontrarla lo antes posibles, viva y entera preferentemente.

Andrés López

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