Verano y amor – William Trevor

He aquí un novelista clásico que no sé de dónde ha salido, pero que es muy bienvenido. Me explico por partes:

No sé de dónde ha salido”. Se trata de un irlandés nacido en 1928, considerado como el mejor escritor irlandés vivo, un más que digno sucesor de Joyce, con varias novelas seleccionadas para el premio Booker, con su más conocida novela, “El viaje de Felicia”, ganadora del Whitbread, comandante de la Orden del Imperio Británico, premio irlandés de literatura, premio Bob Hugues al logro en una vida de literatura irlandesa… En fin, que si a estas alturas de la vida todavía me es permitido descubrir genios literarios, es que la vida es bella… y que yo soy tonto… una cosa no excluyendo la otra (sino todo lo contrario).

Novelista clásico”. Su escritura se despliega con toda la parsimonia y nitidez de un Delibes, de un Galdós, de un Balzac. Su foco de interés se centra en las personas, en su manera de ser, en sus porqués, en sus dudas, manías e incongruencias, al estilo de, digamos, un tal Chespir (sic). Nos disecciona el alma de las personas mediante el conocido recurso de contarnos lo que hacen y lo que dicen en el día a día. Plantan berzas, arreglan vallas (el ambiente es rural), montan en bici, chismorrean, se enamoran sin darse cuenta… Son personas sencillas, como cualquiera de nosotros y, como cualquiera de nosotros, tienen una carga de profundidad altamente explosiva. Una novela clásica, ya digo, condenadamente clásica.

Y no pasa nada, señores, no pasa nada… ¿o sí? Pasa todo. Pasa todo al mismo ritmo que en las novelas de Coetzee, uno de los más geniales (si no el más) exponentes de la novelística moderna. Cuando una personas junta palabritas mostrándonos cositas normales, sentimientos muy comprensibles, cotidianos y ante nuestros ojos se van desplegando las infinitas complejidades del ser humano, entonces y solo entonces es cuando nos encontramos ante una novela clásica. Y aquél que hoy en día es capaz de sorprendernos con una magnífica novela clásica merece el apelativo de genio. Y este señor lo es.

Es muy bienvenido”. Queda dicho.

Recomendable para amantes de la literatura dura.

Nota: por favor, que alguien me pase «El viaje de Felicia«

Alberto Arzua

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