Acabo de hablar con un amigo, de regreso de su viaje a Transilvania, sorprendido por la contemplación de aquellos agrestes y salvajes paisajes, donde destaca arriba el famoso castillo del legendario Conde Drácula, en un ámbito y situación que no tiene nada que ver con la novela de Stoker.
Me muestra una foto, en la que aparece mi amigo con una capa roja, que previamente le han prestado, mordiendo el cuello de su mujer, lo que da constancia de la bizarra especulación turística que hay montada por esos lares.. Hay que ver hasta dónde ha llegado la influencia de un libro ! Si se busca en el navegador de la web el nombre Drácula, aparece con preferencia la película, como era de esperar, y no el libro, que parece relegado a un segundo lugar. Lástima, porque la obra, al menos para mi, goza de una gran calidad literaria, aunque puestos a meternos en el tema del terror, creo que la supera Frankenstein de Mary Shelley.
Acabo de ver la película «Un lugar tranquilo», marcada en la página «FilmAffínity»con una calidad mediade 7 puntos, que no es poco. Salí del cine con mala leche, porque ese lugar…de tranquilo nada. No es mala película, a mi juicio, pero se estropea al final ( y también desde casi al principio) con la aparición de ese descabellado y desorbitado monstruo, producto de los efectos especiales, imagen emulada y retorcida del famoso «Alien». Eso me decidió a comentar y revalorar el libro de Stoker, un terror clásico que es todo lo contrario, ya que el clímax de terror se va mostrando en grado comedido, paulatinamente, hasta llegar al desenlace. El argumento lo dejo al margen, por suponerlo conocido por todos los lectores. El hecho de intercalar en una parte de la obra el modo epistolar entre el protagonista y su amante, le da un tono de realismo, un sesgo dentro de el resto del texto más convencional de la obra.
Sí, Drácula, ¿porqué no?. Y no por el terror, sino por eso que tienen los libros de capturar al lector y hacer que entre en un mundo de ficción y se lo crea.
Miguel Sánchez
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