No abras los ojos – John Verdon

He aquí el segundo best seller de un señor que pegó el bombazo con su primer libro y ha querido repetir la jugada. Y a fe suya que le ha salido, porque ha vendido más todavía, que es de lo que se trata en este mundillo del best y del seller, o sea en el del consumismo irreflexivo. Pero a fe mía que lo que le ha salido es un bodrio.

John Verdon, en su particular búsqueda del oro, no ha querido dejar nada al azar. En este No abras los ojos fusila absolutamente todos los truquillos que le permitieron forrarse con Sé lo que estás pensando. Lo único que no copia es el detalle y medio argumental de cierto valor que contenía aquella novela. Es posible que si este libro se lee en primer lugar la impresión no sea tan chata, pero leído después del primero todo en la novela resulta ridículo.

Empezando por la mujer del habilísimo detective protagonista, Madeleine. Es habitual que las chicas de los héroes den la brasa (oh, no me haces caso, siempre estás con tu trabajo…), pero la tipa de esta novela se hace tan desagradable que la matarías sin dudarlo ni un instante (preventivamente, por supuesto). Lo peor es que notas que el autor pretende hacernos creer que es una hembra extraordinaria, inteligente, feminista y sensible. ¡Una horrorosa petarda es lo que es!

Según la he ido leyendo me he ido cabreando más y más al comprobar que se dedicaba a repetir idéntico desarrollo y personajes que en Sé lo que estás pensando. Esta novela es una jetada y una enorme estupidez. Creo que tan solo me la acabé para poder decir estas burradas.

Vayamos con las citas.

–    Ya tienes los frenos arreglados
–    Gracias, dijo Madeleine, alborozada pero sin levantar la vista del libro.

Me explique John cómo puede ser eso de alborozarse sin levantar la vista del libro.

… donde venían esos hispanos, por ahí. Holgazanean –dijo, haciéndolo sonar como si fuera un término legal para referirse a masturbarse en público.

¿Enorme chorrada o genialidad? Ustedes deciden.

La zorra a la que le cortaron la cabeza. Te adelantaba en la carretera y apartaba la vista como si fueras un mierda.

Hagan ustedes la prueba de adelantar apartando la vista.

A continuación un poquillo del pensamiento del asesino malvado:

Salomé no logrará que Herodes decapite a Juan el Bautista si este ataca primero.

Yo calificaría a este pensamiento como “chorrez mayor”, pero ya se sabe que los asesinos pueden pensar cualquier cosa…

Y la última.

Prorrumpió en una risa ronca y monosolábica.

Intenten ustedes prorrumpir de esta manera y ya me dirán.

En fin, que menos mal que no me lo compré.

Alberto Arzua

Esta entrada fue publicada en Cachito, Negra. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.